Por fin han llegado LAS VACACIONES. Ya estaba harta de tantas fiestas, reuniones, ensayos, y más cosas de fin de curso. Me gustan, y mucho, pero el mes de junio resula ser para mí, o mejor dicho mi pequeña cabecita, agotador, visto que mi poca organización familiar se convierte en estas fechas en un delicado y perfecto caos dónde la improvisación absoluta es la única arma para poder sobrevivir. ¡Y hemos sobrevivido!: a pesar de haber hecho casi todos los ensayos sola o con grupos que no eran el suyo, mi hija ha logrado ser estupenda en su función de danza (incluso hemos encontrado la zapatilla que le faltaba después de buscarla desesperadamente por toda la casa estos 3 últimos meses), casi ganamos el concurso de cocina creativa de la fiesta de la guardería (es que también, ¿a quién se le ocurre unas ideas así?), la fiesta sorpresa para el cumple de mi querido marido salió bien, la fiesta de no cumpleaños de mi niño en la guarde también, y para rematar he conseguido terminar los regalos para las profesoras a tiempo. Y todos hechos a mano... Todo ha salido bien y me doy cuenta que, definitivamente, funciono mejor bajo presión... pero después de unos días ajetreados, que felicidad la de no tener nada que hacer aunque con el caos que he dejado atrás y un bebe de 2 años full time... Me da igual, ¡¡¡¡ESTOY DE VACACIONES!!!!
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